La prueba formal de que la religión es un simple constructo cultural
es que los dioses solo se “aparecen” a los adeptos y no a los ateos o a los no
creyentes en la particular religión.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
Solo la religión puede convertir a un cretino integral en una persona “respetable” y hasta digna de admiración, aún cuando sus opiniones sean del todo delirantes y ofensivas.