Pero la cruda realidad es que hay miles de denominaciones, iglesias y sectas en las que se han dividido a lo largo de los siglos los seguidores del nazareno demente y por supuesto aunque todos afirman que están en posesión de la “verdad” revelada, no solo no se ponen de acuerdo entre sí, sino que en múltiples ocasiones a lo largo de su historia se han enfrentado entre sí muchas veces hasta llegar al extremo del asesinato e incluso del genocidio entre católicos, protestantes, calvinistas y ese largo etcétera de variantes del cristianismo.
Por tanto, antes de intentar imponer sus disparatadas creencias al conjunto de la población sería conveniente que se encerraran todos ellos permanentemente para solventar sus diferencias y que no abrieran la boca hasta llegar a un acuerdo.
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