Con motivo de la histórica nevada acaecida la pasada semana en Madrid se ha repetido nuevamente el argumentario del PP frente a cualquier problema o situación: mentira, tras mentira para tapar su más que evidente incompetencia.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
Con motivo de la histórica nevada acaecida la pasada semana en Madrid se ha repetido nuevamente el argumentario del PP frente a cualquier problema o situación: mentira, tras mentira para tapar su más que evidente incompetencia.
Los astrólogos llevan milenios "adivinando" el futuro y ahora algunos de ellos han actualizado sus predicciones.
Si hay algo que en medicina está claro es que a un paciente en estado grave no se le puede administrar ninguna sustancia que no sea estrictamente necesaria. Y sin embargo esta simple regla no se ha cumplido, sino que además ha sido violada por la mezcla de fanatismo de los familiares del enfermo y la negligente ignorancia de un juez.
Los seguidores del siempre colérico dios judeocristiano llevan milenios augurando el fin del mundo y ahora un rabino afirma haber encontrado la fecha definitiva.
El sistema democrático se basa en la cada vez más cuestionada suposición de que los ciudadanos tienen un criterio suficiente para comprender la realidad y votar en consecuencia. Pero a la vista de los pasados, y sobre todo actuales comportamientos humanos, esta premisa básica está en tela de juicio.
Ahora que medio mundo se sorprende y se asusta por la deriva golpista de Trump, en España llevamos ya un año con la misma estrategia desarrollada principalmente por los fascistas de VOX, y en menor medida por el PP: desligitimar, insultar y menospreciar para ir creando el caldo de cultivo de un golpe de estado.
Los patriotas de banderita defienden a capa y espada una esencia que en realidad no es más que un multimillonario negocio, como muy bien define el ecléctico protagonista de la película “Juego de armas”.
Quizás no haya nada más ignorantemente peligroso como la mezcla de religión y nacionalismo, una explosiva combinación capaz de poner en peligro la salud pública de todo un país.
Dos mil años de molicie intelectual y de papanatismo religioso han dejado prácticamente inservible el cerebro de los cristianos. Así, el más superficial análisis de los delirantes dogmas del cristianismo muestran en toda su crudeza que esta religión no cumple con los más mínimos derechos humanos que tras largo esfuerzo, mucho sacrificio y hasta importantes derramamientos de sangre la civilización occidental ha conseguido consensuar.
En un mundo donde rebosa el más horrible sufrimiento y
cientos de millones de personas mueren de las formas más dolorosas y terribles,
el dios judeocristiano se dedica a perder el tiempo ayudando a un detective de
Cleveland a resolver sus casos.
Una pareja de fanáticos cristianos y sus vecinos en Missouri han sido detenidos por montar un sangriento exorcismo que ha llevado a la muerte a su hija de cuatro años.
Si hay algo que a estas alturas no sorprende es la casi infinita estupidez de los seguidores de Donald Trump, pero aun así observar que varias semanas después de las elecciones estadounidenses hubo todavía miles de descerebrados que estuvieron regalando dinero a las casas de apuestas online al apostar por la victoria de Trump dice poco y nada bueno de la cordura del votante medio republicano.
Los creyentes son capaces de las mayores contradicciones y el último ejemplo nos viene del siempre intolerante mundo del Islam.
Parecía que dentro del disparatado mundo alternativo de los
ultraconservadores estadounidenses no se podía llegar a mayor despropósito,
pero como siempre la realidad supera a la ficción y ahora resulta que el
presidente quizás más retrógrado de los EEUU del último siglo ha sido acusado
de socialista y ¡agárrense! por miembros de su propio partido.
Como muy lúcidamente explica Noam Chomsky en un par de minutos, el supuesto sistema de libre mercado e iniciativa privada es en realidad una apropiación del conocimiento público (obtenido muy duramente por largas décadas de investigación financiada con el dinero de los impuestos de todos los ciudadanos) por parte de las grandes multinacionales.
Ahora que estamos en el día de esa empalagosa y más que
ficticia Navidad, puesto que conmemora unos hechos inventados que no ocurrieron
nunca, es recomendable mostrar los datos que indican que la Natividad es una de
las más fantasiosas invenciones perpetrada por unos oscuros y más que
mentirosos propagandistas cristianos.
La incongruencia de los religiosos es legendaria, ya que
supuestamente adoran a un ser omnipotente y omnisciente que les puede enviar en
cualquier momento a un Infierno intemporal en donde soportarán los más
terribles sufrimientos que ríanse ustedes de los padecimientos de Sísifo o de
Prometeo.
El problema de vivir bajo el estigma de la superstición es
que, con esos ritos inventados (y manipulados por cierto) para dar tranquilidad
a los más ignorantes miembros de nuestra especie, cuando la magia potagia falla
el mundo parece venirse abajo.
El facherío hispano está soliviantado por la aprobación en el Parlamento de la reciente ley de muerte digna, aunque no se puede entender su rechazo.
Aunque los cristianos aseguran que su "salvador" fue un ser real, hay dudas más que razonables de que el nazareno milagrero no sea más que el compendio de varios/muchos profetas dementes de la época romana en tierras judías, junto con un poco (o mucho) de la siempre disparatada inventiva de los alucinados dementes que fían todo a seres imaginarios.
La derecha-derecha del PP y la ultraderecha fascista de VOX llevan meses con la matraca de que España se está convirtiendo en una dictadura soviético-judeo-masónica-bolivariana que con la ayuda de George Soros y el virus chino quiere acaban con la nación española.
Ahora que en España ha saltado el debate sobre la jornada laboral de cuatro días semanales, los explotadores y sus lacayos de medios de comunicación, gabinetes de estudios económicos y demás correveidiles del poder han desplegado todo su ya viejo (por decirlo de manera diplomática) y más que erróneo argumentario neoliberal.
Está más que demostrado que la religión es un obstáculo para el conocimiento en general y para la Ciencia en particular, pero no por ello deja de sorprender cada nuevo dato que reafirma este hecho que se ha convertido casi en un axioma científico.
La organización "Pew Research Center" realiza habitualmente encuestas de opinión pública, investigaciones demográficas, análisis de contenido de medios y otras investigaciones empíricas en ciencias sociales, principalmente de los Estados Unidos, aunque como en este caso también incluye a veces el resto del mundo. En un reciente estudio ha analizado (entre otras variables) el papel de la religión en la aceptación de la Teoría de la Evolución, quizás el pilar más fundamental sobre el que se asienta en la actualidad todo el exponencial avance del conocimiento en multitud de campos, desde la biología fundamental, pasando por la fisiología hasta abarcar prácticamente toda la medicina y el futuro de la biotecnología aplicado a cualquier organismo vivo, incluido por supuesto el ser humano.
Dicho estudio ha encontrado una amplia aceptación de la evolución entre ciudadanos de diferentes países y culturas de todo el mundo. Así alrededor del 75% de los encuestados está de acuerdo con el hecho de que los humanos y el resto de los seres vivos han evolucionado a lo largo del tiempo, mientras que solo el 21% del total cree que los seres vivos han existido en su forma actual desde el principio de los tiempos.
Estas diferencias sobre la evolución están ligadas a la afiliación religiosa, de tal manera que en todos los países el porcentaje de creyentes que aceptan el hecho evolutivo es siempre menor que su equivalente en individuos no religiosos (ateos o agnósticos). En el caso de Europa Occidental, la mayor aceptación de la evolución entre creyentes se produce en algunos países como España o Suecia, en donde el 86% y el 82% de los cristianos aceptan la evolución sobre un porcentaje del 93% y del 90% en el grupo de los increyentes. Alemania o Francia también presentan valores muy altos y parecidos de aceptación entre cristianos y no creyentes, diferencia que se va ensanchando en otras naciones como Holanda, Italia y Reino Unido, en donde la aceptación de la evolución en el grupo cristiano está ya por debajo del 75%. Caso llamativo es la católica Polonia, en donde (aparte de que prácticamente ningún ciudadano se define como ateo/agnóstico) solo algo más de la mitad de los católicos están de acuerdo con que los humanos hayamos evolucionado. Otro caso curioso es el de Rusia, en donde prácticamente no hay diferencias entre irreligiosos y ortodoxos, pero en cambio los musulmanes rusos están igualados con los cristianos polacos en su división ante la evolución.
En América, EEUU y Brasil, dos naciones bajo la tutela del cristianismo, los creyentes presentan datos similares a Polonia o a los musulmanes rusos en su división sobre aceptar o no el fenómeno evolutivo.
En la región de Asia Pacífico, los budistas de Japón, Corea del Sur y Taiwán, tienden a aceptar la evolución mayoritariamente, mientras que los de Malasia y Singapur se dividen casi a partes iguales entre la aceptación y la negación. En estas dos últimas naciones, el resto de los creyentes son también muy reacios a la evolución, lo mismo que los hinduistas y los musulmanes de la India.
Y por supuesto, la aceptación del evolucionismo crece con la educación, tal y como muestra la siguiente tabla.
Anda el facherío nazionalcatólico patrio revuelto por la nueva ley de muerte digna, porque los fanáticos religiosos quieren que todos los enfermos terminales sigan sufriendo hasta el último minuto de sus dolorosas vidas en el altar de ese dios egomaníaco que parece alimentarse con el dolor de los humanos.