Una explicación científica a la brujería y las posesiones demoniacas

Una adolescente normal comienza a tener dolores de cabeza, pequeñas ausencias de memoria, ansiedad y leves problemas de habla o de coordinación motora. Síntomas que pueden bien detectarse o bien pasar inadvertidos a sus familiares y amigos dependiendo de la gravedad e intensidad de los síntomas, del entorno social o del contexto histórico.  Al cabo de poco tiempo de forma repentina, su situación empeora de forma drástica y nuestra joven mujer comienza a presentar varios de los siguientes comportamientos: gritar como poseída, convulsiones, arrancase la ropa o revolcarse por el suelo, insultar y escupir a las personas que se encuentran próximas, desarrollar posturas como arquear hacia atrás su espalda de forma casi antinatural, hipersexualidad y/o alucinaciones paranoides, crisis epilépticas o pérdida de reflejos básicos. Imaginen este conjunto de síntomas en el entorno rural de una sociedad atrasada del tercer mundo en la actualidad, o en el ambiente ultrarreligoso y puritano del cinturón de la Biblia de los EEUU o simplemente en cualquier país europeo antes de la Ilustración de finales del siglo XVII. Pues sí, a partir de ahí la ignorancia, el miedo, el oscurantismo y el fanatismo religioso llevarían a nuestra desdichada protagonista con toda seguridad a ser considerada loca, o ser acusada de brujería o de estar poseída por un ente demoniaco. Y el final de esta tragedia oscilaría desde en la exclusión social al ser tratada como demente en el mejor de los casos hasta su enjuiciamiento y posterior ejecución si sus piadosos convecinos ven la señal del maligno en sus actos. Pues bien, en realidad  ello como todo en este mundo tiene una explicación mucho más prosaica pero también más sorprendente. El investigador español Josep Dalmau se encontró hace algunos años con diversas pacientes con este conjunto de enigmáticos y sorprendentes síntomas y como buen científico no se quedó pasmado, no consideró que el problema le superaba y era debido a un diseñador inteligente e incognoscible, no se postró para pedir ayuda a un misterioso altísimo enigmático, tampoco acudió a la legión de mediadores del más allá como magos, hechiceros, curanderos o sacerdotes para que realizaran pases mágicos, exorcismos o tratos con otras realidades espirituales. No. Nuestro protagonista únicamente consideró, con muy buen y racional criterio que estos asombrosos comportamientos podrían estar simplemente causados por alguna enfermedad de origen desconocido. Y como buen científico ensayó duramente durante años para al final encontrar que estos síntomas estaban causados por un nuevo tipo de encefalitis autoinmune que atacaba a células nerviosas provocando el mal funcionamiento del cerebro. Además tratando con inmunosupresores a las pacientes, nuestro brillante científico logró revertir la enfermedad. En resumen, otro ejemplo más de que únicamente el método científico es capaz no sólo de explicar la realidad sino de mejorar nuestras vidas, un método tan eficaz y tan lejano de los cobardes, sumisos y resignados comportamientos de esos iletrados piadosos de todo tipo que siempre están intentado imponer los estrechos dogmas de sus ignorantes y patéticos diosecillos. Al final como decía el genial Carl Sagan:  Si quieres salvar a tu hijo de la polio puedes rezar o puedes vacunarlo… Aplica la ciencia.

P.D. a 12/09/2012

Cuando la ciencia está descubriendo los problemas neurológicos subyacentes a las posesiones como queda demostrado más arriba, todavía quedan fanáticos medievales obcecados en su supersticiosa ignorancia como en Polonia en donde, la todopoderosa iglesia católica ha editado una revista mensual dedicada exclusivamente y cito textualmente "a la caza del demonio" y que incluye articulos tan dementes como el titulado "Satanás es una realidad". Pobre enfermos mentales polacos.