La interesante película “Nadie conoce a nadie”
tiene quizás la mejor definición de ese lamentable espectáculo que los
aborregados cristianos perpetran año tras año para conmemorar unos delirantes y
siniestros hechos (probablemente totalmente ficticios) supuestamente acaecidos
en la Judea del siglo I EC.
No hay comentarios:
Publicar un comentario