La Biblia, como cualquier otra obra de ficción, está llena
de curiosas historias a cual más disparatada y divertida. El problema con este
libro, escrito por profetas dementes de la Edad del Bronce, es que a día de hoy
millones de idiotas descerebrados nos la quieren imponer como la guía y hasta
la ley para una sociedad moderna del siglo XXI. Y claro esto, además de una soberana
estupidez debería ser también un delito perseguible de oficio por cualquier
sistema judicial que se precie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario