Aunque los creyentes, en su obcecada ignorancia, afirman que los libros que adoran son la muestra perfecta de la voluntad divina, no hace falta ser un experimentado teólogo, lingüista o pensador para concluir con total certeza que el compendio de errores, estupideces, fanatismo, ignorancia, odio al diferente y demás solo puede haber sido escrito por profetas dementes de tiempos remotos, muchas veces bajo el efecto de sustancias psicotrópicas tal y como muy bien explica el siguiente video el Dr. Sean Carroll, físico, cosmólogo, filósofo e incisivo racionalista.
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