En diversas entradas previas [1,
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he comentado que la actual globalización ha creado de facto un espacio de
impunidad para que las grandes multinacionales incumplan cualquier derecho
laboral o humano por muy básico que este sea en el altar de los sacrosantos e
intocables beneficios corporativos. Y ahora un reality show de una cadena de TV
noruega destapa de la manera más cruda esas intolerables situaciones, muchas
veces indistinguibles de la esclavitud, en la que viven y trabajan cientos de
millones de personas en el Tercer Mundo para que nosotros podamos tener el
último capricho a un precio asequible.
En este programa televisivo jóvenes ciudadanos de los
avanzados y democráticos países escandinavos viajan al Tercer Mundo para trabajar
durante un mes en alguno de la infinidad de talleres en donde se fabrican esos
objetos que compramos casi de manera compulsiva, y que tras un primer momento
de felicidad instantánea pronto son arrinconados: ropa, calzado, electrónica,
etc. por otros nuevos y lo suficientemente baratos para poder alimentar de
manera constante al monstruo capitalista. Y como no podía ser de otra manera
estos jóvenes quedan horrorizados por las terribles condiciones de
"trabajo" esclavo en la que viven esos cientos de millones de
personas, niños incluidos que malviven para satisfacer en condiciones inhumanas
nuestros tan efímeros deseos materiales.
Pues bien, una de estas jóvenes ha escrito en su blog su
experiencia en un taller textil de Camboya que trabaja para la multinacional
H&M y ha abierto la caja de los truenos de la civilizada y tranquila
Escandinavia, ya que rompió la consigna de identificar a las grandes empresas
que se enriquecen con esta nueva esclavitud del siglo XXI, recibiendo numerosas
presiones tanto de la cadena de TV propietaria del programa como de la
multinacional textil.
Y por supuesto este no es un caso aislado que afecte únicamente
a la multinacional sueca, sino que todo el entramado económico multinacional
funciona de la misma manera. Así que por supuesto también nuestras grandes
empresas multinacionales de todos los ámbitos económicos fabrican sus productos
en el Tercer Mundo con el sudor y también con la sangre de esos pobres
desheredados sin futuro ni esperanza algunas. Por tanto ¿cuándo llamaremos por
su verdadero nombre a esos criminales explotadores como Amancio Ortega,
fundador y dueño de Inditex en lugar de rendirles abobada pleitesía como
grandes magnates de los negocios cuando únicamente son los negreros del siglo
XXI que deberían cumplir condena en una cárcel de máxima seguridad?
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