En España las matemáticas son siempre menos importantes que la santa religión católica

Resulta que el obispo de Cádiz decidió en su santa magnanimidad visitar un colegio público para llevar la buena nueva cristiana a los tiernos infantes (y quizás ya de paso echar un vistazo al rebaño en busca de nuevos monaguillos) y por supuesto todos los alumnos dejaron de recibir sus respectivas clases docentes para homenajear al ilustre visitante y recibir de primera mano su piadosa sapiencia.

Pero hete aquí que la impía atea madre de uno de los alumnos (si es que el Maligno y sus secuaces no descansan ni en estas santas fiestas navideñas) ha protestado por esta tan santa y necesaria interferencia escolar, que impidió a su hija el recibir la correspondiente clase de matemáticas previamente programada en el horario escolar, puesto que nuestra infancia está muy necesitada de apoyo pastoral no vaya a ser que los alumnos acaben como esta madre cuestionando los sagrados privilegios del catolicismo patrio. Por supuesto, el colegio no ve problema alguno en esta interferencia religiosa ya que según cuenta la directora hasta los alumnos ateos cantan villancicos navideños. Observen el grado de estulticia que desarrollan algunos docentes totalmente adocenados dentro del rebaño católico.

Y es que lo que esta madre no entiende en su corroída mente atea es que es bien sabido que recibir clases de matemáticas es muchísimo menos importante que aprender que el hijo zombi de una paloma extraterrestre vino al mundo a borrar el pecado frutal cometido por un trozo de barro hecho hombre y su costilla hecha mujer al ser engañados por una serpiente parlante o algo así. Porque ya se sabe que en este país no importa nada la educación, total para que estudiar si para servir copas en un chiringuito playero o poner ladrillos en una obra pocas matemáticas hacen falta, eso sí mientras hayan sido perfectamente educados en la santa religión católica de nuestros mayores.