Leo en el diario Público que seis estados norteamericanos exigen que los profesores enseñen el negacionismo del calentamiento global como teoría científica válida. Es decir se quiere repetir la exitosa estrategia que han cosechado los grupos religiosos estadounidenses con la falsa polémica de creacionismo y evolución. Esto ocurre por la cobarde tolerancia que está impregnando cada vez más a los científicos. Está mal visto, incluso dentro de los propios estamentos científicos, que se expresen de forma clara y rotunda las verdades científicas por miedo a ofender a fanáticos, iluminados, místicos, portadores de sabidurías legendarias y adoradores diversos anclados en la edad de piedra. Los científicos tenemos que decir alto y claro que la Tierra es esférica y que gira alrededor de una estrella insignificante dentro de una galaxia de lo más común, que además está perdida en un inimaginable universo que no ha sido creado para solaz de ignorantes adoradores de un dios de pastores de cabras de los desiertos del Oriente Próximo. Y si alguien se obceca y siente que ello ofende sus creencias pues que crezca. También debemos explicar concluyentemente que la evolución es un hecho científico comprobado y que el creacionismo en todas sus variantes es únicamente malévola e interesada ignorancia. Porque si no al final vamos a tener que enseñar las dos facetas de todo siempre en igualdad de condiciones: teoría de los gérmenes y vacunas frente a mal de ojo y pócimas milagrosas en clases de medicina, astronomía frente horóscopos astrológicos y la teoría de la tierra plana en clases de ciencias naturales, educación sexual frente a la teoría de la cigüeña en clases de planificación sexual, fenómenos climáticos naturales (huracanes, rayos, tifones, etc) frente a la piadosa ira divina en clases de meteorología, la tabla periódica de elementos frente a la alquimia de la piedra filosofal en clases de química, técnica mecánica frente a telekinesia y levitación en clases de ingeniería, enfermedades mentales frente a posesiones demoniacas y exorcismos en clases de psiquiatría, etc, etc, etc.
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No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
18 de enero de 2012
La victoria del negacionismo del cambio climático
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Genial, simplemente. Estoy entre totalmente de acuerdo, y con la mandíbula por el suelo de la risa. Me ha encantado
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