Porque como ya argumentaron nada menos en el ya lejano siglo
III AEC los filósofos griegos una divinidad no puede ser a la vez infinitamente
benévola y todopoderosa, tal y como el siempre incisivo Neil DeGrasse bien
indica en este video.
Pero he aquí que los adocenados cristianos siguen 2.300 años después con su disparate divino. Aunque esta locura no puede sorprender a nadie, ya que como muy bien indicó el escritor y filósofo alemán Michael Schmidt-Salomon:
“Los cristianos creen a pesar de Hitler, hambruna y pérdida del cabello, en la omnipresencia de un dios todopoderoso y benévolo. Este dios padece además un extraño trastorno esquizoide de personalidad (trinidad) lo que se manifiesta entre otras cosas, en que tras una pelea con su creación (pecado original) primero destruye el 99,99% de toda vida existente (Diluvio Universal), después deja que un imperio colonial antiguo (los romanos) ejecute una parte de sí mismo (Jesucristo) para reconciliarse consigo mismo y con su creación. En recuerdo a ese absurdo acto psicopatológico de salvación, los cristianos celebran semana tras semana un extraño ritual en el que maestros de ceremonias instruidos al respecto pronuncian misteriosas palabras mágicas. A través de estas palabras, millones de profanas obleas se convierten aparentemente en el cuerpo del salvador ejecutado y son a continuación engullidas por los creyentes. La finalidad de este acto ritual-caníbal es a su vez tan oscuro como el acto mismo: parece ser que a estos comedores del cuerpo de Cristo se les previene con ello de la influencia de Lucifer y de cometer pecados capitales y se les salva a su vez de que tras su muerte terminen miserablemente en un mar de fuego eterno en un infierno imaginario… personalmente opino que el intelecto amenazado de la especie Homo Sapiens ha fabricado toda serie de disparates pero la saga salvadora del cristianismo pone sin duda alguna la guinda al pastel del arsenal casi inagotable de estupideces homínidas.”
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