Que la iglesia católica sea un reducto de homofobia es algo consustancial a su propia definición como una secta de fanáticos de la edad del bronce. Que se permita día sí y día también insultar a este colectivo sin ninguna consecuencia debería ser otra cosa. En una democracia donde los homosexuales tienen los mismos derechos que el resto de los ciudadanos declaraciones como las del ignorante obispo de Alcalá que recientemente ha publicado en la web de la diócesis una 'guía' para 'curar' a los homosexuales en la que se incluyen recomendaciones para la prevención y el tratamiento de dicha actitud como si de una enfermedad se tratase, deberían ser objeto de demanda judicial por parte de los colectivos gays españoles y ser perseguidas de oficio por la fiscalía del estado. Pero claro con la iglesia hemos topado amigo Sancho. Además dicha actitud enfermiza por parte de la iglesia se difunde a ámbitos públicos gobernados por la derecha española, como en el caso de la comunidad valenciana en donde el Instituto Valenciano de la Juventud se niega a inscribir a la Federación Estatal de Lesbianas, Gays,Transexuales y Bisexuales en el censo de asociaciones juveniles de la Comunidad Valenciana en una clara actitud prevaricadora y discriminadora que no debería ser admitida en un organismo público. Por supuesto para estos meapilas de la derecha ultramontana española ser homosexual es una desgracia en el mejor de los casos. Mejor que nuestros jóvenes sean nazarenos para que puedan arrastrar descalzos las cadenas y fustigarse con un látigo, pseudonazis como los heraldos del evangelio, o simplemente un romero almonteño como indicaba en algunos de mis post anteriores porque todos esas asociaciones tienen en marchamo de la ignorancia y el embrutecimiento católicos.
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