Frente a ese aborregado rebaño de idiotizados creyentes en un dios supuestamente omnisciente y bondadoso existe una prueba irrefutable de que todo este ya viejo asunto es solo el resultado del delirio de pobres ignorantes con evidentes problemas psiquiátricos: se llama cáncer infantil, tal y como muy racionalmente indica Stephen Fry en el siguiente video.
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