Uno de los más ignorantes "argumentos" de los creyentes es justificar sus alocadas supersticiones por el hecho de que gracias a ellas se han erigido bellos templos, hermosas pinturas, magníficas esculturas y se han compuesto infinidad de sinfonías, todo ello ligado a temas religiosos.
Pero dejando de lado que todo ese arte desgraciadamente repite una y otra vez las mismas escenas de budas sentados, cristos crucificados, vírgenes llorosas y mujeres elefante, de manera que después de haber visto 5 o 10 con el mismo argumento queda poco para el deleite y mucho para el hartazgo, lo que no entienden en su infinita ignorancia los infectados por el virus de la fe es que construir una iglesia, mezquita o sinagoga en cada pueblo y una catedral en cada ciudad es un dispendio económico monstruoso, sobre todo en épocas y lugares en donde la gente apenas cubría sus necesidades mínimas y siempre se estaba al borde de la hambruna y de la muerte.
Tampoco entienden estos pobres ignorantes miembros del patético rebaño cristiano que, tal y como indica el siempre combativo Richard Dawkins en el siguiente video, es que esos genios de la pintura o de la escultura tuvieron que amoldarse a los infantiles deseos de papas y cardenales, pintando siempre las mismas escenas para poder sobrevivir. Y que nunca sabremos las maravillas que nos hubieran dejado si se les hubiera encargado algo relacionado con ese inagotable mundo de la Naturaleza y la Ciencia o si simplemente se les hubiera dejado volar su imaginación.
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