En la actual pandemia es muy peligroso negarse a la vacunación. Y los religiosos, que creen que su inexistente deidad se preocupa por sus patéticas vidas, tienen todas las papeletas para terminar siendo alimento de los gusanos, tal y como acaba de ocurrir en los EEUU.
Allí, un pastor fanático que dedicaba todos sus esfuerzos en destruir mentes ha muerto por su propia prepotente ingnorancia. El tal Peter Coulson, que así se llamaba el interfecto, iba por el mundo menospreciando al coronarivus y jactándose que al “estar vacunado en Cristo” no le temía a la muerte.
Pero miren ustedes por donde, al virus le dio igual que el nazareno demente protegiera a este personajillo y, tras pasar varias semanas ocupando una cama de la UCI, ha acabado falleciendo.
Así que, aunque nunca hay que alegrarse por la muerte de una persona, hoy el mundo es un poco mejor con un fanático ignorante menos fastidiando al mundo. Descanse en paz tamaño analfabeto.
Uno menos: el mundo es hoy un poco mejor
ResponderEliminarOtro panoli menos. Pero uno de los covidiotas más peligrosos, el cardenal Burke, sigue vivito y coleando...
ResponderEliminar