La más que perversa sanidad privada estadounidense

El problema con la privatización de los servicios públicos es que las personas pasan de ser ciudadanos con sus derechos a convertirse en meros consumidores, por lo que si no tienen dinero dejan de ser interesantes para las empresas.

Y donde se demuestra con toda su crudeza esa pérdida de derechos en el caso de los servicios más esenciales, como la sanidad. Así en EEUU, punta de lanza del capitalismo más depredador se destapan de vez en cuando terribles ejemplos de que para la medicina privada no existen los derechos de los pacientes, sino que su salud está más que supeditada a la cuenta de resultados.

Hace unos días un habitante de la ciudad norteamericana de Baltimore observo casi de madrugada como una mujer vestida con tan solo con una bata de paciente de hospital era transportada en una silla de ruedas hasta una parada de autobús por varios empleados del hospital "Maryland Medical Center Midtown Campus", quien acto seguido la abandonaron para darse la vuelta y volver al centro médico. El transeúnte impactado interpeló a los empleados varias veces mientras les grababa con su teléfono móvil, que sin responderle acabaron entrando en el hospital. El ciudadano les siguió hasta el centro médico y denunció el terrible comportamiento y ante la pasividad del personal volvió a por la enferma que totalmente desorientada vagaba por la acera enfrentada al frío invernal casi sin ropa. Al final el modélico ciudadano llamó a una ambulancia que la trasladó a un nuevo hospital o quizás al mismo que la había abandonado como un perro minutos antes.

Esta es la prueba palpable de lo que significa esa tan maravillosa medicina privada, en la que si no tienes dinero ya sabes lo que te espera, convertirte en objeto del más que criminal "patient dumping" estadounidense.