Islandia un admirable ejemplo a seguir

En una Europa arrasada por el Neoliberalismo imperante, ese que se basa en privatizar las ganancias pero que corre raudo ante el tan denostado papá estado para nacionalizar las pérdidas cuando los chanchullos, las estafas y los timos económicos se vienen abajo, sin embargo queda un pequeño país que como Astérix y sus irreductibles galos no sólo ha conseguido vencer al Imperio Neoliberal sino que ha dado al mundo toda una lección de democracia y justicia.

Cuando Islandia se vio envuelta en la vorágine de la Ortodoxia Económica y de ese Pensamiento Único que permite los mayores latrocinios en nombre de una engañosa y ficticia "libertad" económica tenía dos salidas: la habitual de hacerse cargo de las deudas de unos banqueros y empresarios avaros y corruptos, someterse a los poderes fácticos y con ello destruir no sólo su democracia sino su propia sociedad, condenando a sus ciudadanos a una vida cada vez más miserable, tal y como ha ocurrido en todos los países que servilmente se han plegado a los dictados de la criminal Troika o ejercer su democracia y aplicar la justicia.

Por suerte para ellos (y ejemplo para el mundo) tomaron el segundo camino, no sin recibir admoniciones y hasta amenazadas (primero veladas y luego directamente mafiosas) de tal manera que a día de hoy han sido condenados a diversas penas de cárcel el ex jefe de gabinete del ministerio de Finanzas, el ex presidente del banco Byr,  el presidente del banco MP, dos ex presidentes del banco Kaupthing, además de un gran accionista de este último banco condenado a 3 años de prisión por manipulación de cotizaciones y préstamo fraudulento.

Además existen en marcha unos cuarenta procedimientos judiciales contra diversos directivos y altos cargos de empresas y gobierno, y también cerca de treinta expedientes sancionadores en fase de investigación, demostrando no sólo que la justicia funciona y que la delincuencia de guante blanco no queda impune en esa fría pero admirable nación, sino que los famosos "recortes" que han enviado a la miseria a decenas de millones de europeos no sólo no eran necesarios, sino que han sido criminalmente erróneos y que sólo han servido para que las élites amasen más y más poder y dinero, mientras la ciudadanía se empobrece a marchas forzadas.

¿Alguien puede imaginarse donde estaríamos ahora si España, Portugal, Grecia y Italia hubieran tomado la misma sabia decisión que esos admirables descendientes de vikingos?