Desde que los EEUU utilizaran irresponsable y criminalmente
una falsa
campaña de vacunación para localizar y matar al famoso terrorista Bin Laden,
la lucha contra la poliomielitis en Pakistán está yendo cada vez más de mal en peor.
Así las autoridades sanitarias del país están encontrando
una cada vez mayor resistencia de la población, sobre todo en las áreas
tribales más próximas a la frontera con Afganistán, a vacunar a los niños
frente a la poliomielitis. De tal manera que
en el último año más de 60.000 pequeños no han podido ser vacunados en el país
contra este terrible virus porque sus padres se han negado por motivos político-religiosos,
ya que la credibilidad de la que es la principal herramienta sanitaria de la
humanidad ha quedado totalmente desprestigiada a los ojos del mundo islámico.
Entonces, las autoridades pakistaníes están empezando a
detener a los padres que se niegan a vacunar a sus hijos, entrando en una
espiral de enfrentamiento cada vez enquistado y que no presagia nada más que
una mayor y violenta oposición de los musulmanes, ya que no hay que olvidar que
en los últimos años han sido asesinados diversos miembros del personal médico
encargado de llevar a esos remotos confines del mundo incivilizado la valiosa
medicina.
Así que los cerebros de los servicios de inteligencia
estadounidenses que diseñaron tan desastrosa operación contra la seguridad
sanitaria mundial deberían ser considerados pura y simplemente criminales de
guerra que van a conseguir matar y mutilar en las próximas décadas a miles de
inocentes por su absoluta cortedad de miras.
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