Desde que la CIA decidió utilizar una falsa
campaña de vacunación en Pakistán para identificar a Osama Ben Laden, el
personal sanitario de las verdaderas campañas de vacunación está en el punto de
mira de los extremistas islámicos pakistaníes.
Así desde diciembre de 2012, han
sido asesinados 65 médicos y enfermeros (4 de ellos en la últimas semana) que
combaten la terrible enfermedad de la poliomielitis llevando su vacuna hasta
las aldeas más remotas del país, en lo que sólo puede considerarse un esfuerzo
épico, a manos de los fundamentalistas musulmanes, radicales para los que ahora
todo esfuerzo médico es sospechoso de ser una tapadera para acciones
encubiertas de la CIA y del resto de agencias de espionaje occidentales.
Y si ya son terribles las muertes de estos esforzados profesionales,
además hay que añadir que ahora mismo el virus de la polio campa a sus anchas
por todo el Waziristán
pakistaní, con cientos de infectados y una progresión de la epidemia que nos
hace retroceder décadas en el control de una enfermedad que estaba a punto de
ser de erradicada del mundo. Pero está claro que matar a Ben Laden era mucho más
importante que la vida de decenas de miembros del personal médico y que la
salud de los niños del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario