Cuando se habla de hinduismo casi siempre viene a la cabeza esa imagen del respeto absoluto a las vacas de unos pacíficos creyentes, pero como en toda religión los extremos más absurdos coexisten irracionalmente.
Porque aunque para el hinduismo la vaca es sagrada, otros animales ya no lo parecen tanto, puesto que en un festival hinduista que se celebra en Nepal cada lustro, millones de creyentes se reúnen para lo que sólo puede definirse como una orgía de muerte, ya que cientos de miles de animales: palomas, pollos, cerdos, cabras y búfalos son masacrados a hachazos por los devotos del dios hindú Gadhimai quedando el lugar sembrado de cuerpos de animales descabezados chorreantes de sangre.
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