Cada nueva estadística que se publica en España afianza la idea
de que el catolicismo es un fenómeno cada vez más residual en nuestra sociedad,
que únicamente se mantiene por la perversa manipulación que mantienen los
jerarcas sotanados junto con el delictivo apoyo de los poderes públicos, que
lejos de representar a todos los ciudadanos, no pierden ocasión en imponer su alucinada visión nacionalcatólica, privilegiando a un subconjunto cada vez más reducido de
ignorantes fanáticos religiosos.
Y la prueba de ello son
los recientes datos sobre matrimonios en España, en donde se muestra que
año tras año cada vez son menos los hispanos que se humillan ante la iglesia
católica a la hora de formalizar sus relaciones de pareja.
Así el pasado año 2013 se produjo un mínimo de tan sólo el
30% de enlaces cristianos. Y eso sin tener en cuenta que en realidad la gran
mayoría de estas bodas católicas se realizan por una mezcla de boato y
presiones familiares, aún cuando muchas veces los propios contrayentes no se
consideran creyentes o incluso son directamente ateos. Pero las madres en este país
siguen teniendo mucho poder a la hora de imponer su visión de lo que es una celebración
familiar.
Y mientras tanto sólo los más estúpidos de nuestros
gobernantes, miembros de las sectas católicas más fanáticas como nuestra actual
alcaldesa de Madrid Ana Botella, legionaria de Cristo y cuyo única cualidad ha
sido ser durante décadas la santa y cristiana esposa del insufrible y
autoritario señor del bigote con perpetua mala leche, siguen anclados a su papanatismo
cristiano, demostrando una y otra vez su ineptitud y debilidad mental al pedir
estúpida y servilmente a la virgen de turno, esta
vez a la de la Paloma (puesto que parece que la del
Rocío, San
Isidro Labrador y el resto
del santoral católico no hacen caso alguno a estas patéticas prédicas) que
arregle los problemas del país que ellos en su infinita y necia mente,
aborregada por años y años de adoctrinamiento religioso, son incapaces de
solucionar.
Muy cierto.
ResponderEliminarHace menos de un mes estuve en una boda (novia atea pero por promesa a la madre...). La cosa es que durante la misa de la boda el sacerdote protestó, porque la gente no le daba las respuestas típicas que se dan en las misas (que el espíritu del señor descienda sobre vosotros - y la respuesta debería haber sido: Y sobre tu espíritu) . Ni las viejecillas respondían. Tampoco se levantó nadie a comulgar así que después de darle la ostia a los novios se volvió a sentar sin llegar a salir al pasillo central
Una compañera que estaba en otra boda el mismo día comentaba lo mismo (pero sin enfado clerical)