Acaba de aparecer un nuevo ejemplo del poder omnímodo de la religión. Todo empieza cuando el rabino Yitzhak Shapira publica un texto titulado Torat ha-Melej (El Pentateuco del Rey) en el que directamente, y supongo que bajo influencia del colérico Yahvé (que ya sabemos cómo las gasta en el antiguo testamento), justificaba el asesinato de los goyyim, es decir de gentiles o no judíos. Vamos de personas como usted o como yo, o más bien de palestinos en general que son lo que en realidad le molestarán a este señor nacido, crecido y desarrollado en el fanatismo religioso más abyecto y absurdo. Como no podía ser de otra formar otros famosos rabinos dejaron constancia por escrito de su simpatía por tan importante obra de saber religioso. Comportamiento absolutamente congruente con el hecho de creer en un dios genocida capaz de asesinar a miles de personas por diversas causas (para una lista no completa de las atrocidades cometidas por Iahvé en la Biblia ver este link en la web sindioses).
Pero sigamos, la policía a la sospecha de delito procedió a interrogar a estas preclaras mentes capaces de actuar como bomberos con gasolina en un incendio. Como si no hubiera bastantes problemas entre Palestina e Israel. Pues bien, como algunos no se presentaron se procedió a su detención para interrogarlos. Que envidia de sistema judicial israelí. ¿Se imaginan aquí a la policía procediendo a la detención de Rouco Varela y sus secuaces cada vez que diseminan su odio hacia los no católicos? Pues como siempre, el que un devoto alucinado tenga que rendir cuentas sobre sus actos es algo incompresible para cualquier adorador fanático y como no podía ser de otra manera cientos jóvenes, llegados de todos los rincones de Cisjordania, trataron de asaltar el lunes la sede del Tribunal Supremo de Israel. Al final para que nadie piense que la ley está para cumplirse decenas de ultraortodoxos llevaron en volandas al rabino, tras su liberación el lunes en Jerusalén.
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