Porque cientos de millones de personas (cristianas, apostólicas y romanas por supuesto) creen que un trozo de galleta y un poco de vino se pueden convertir domingo tras domingo en el cuerpo y la sangre de un nazareno demente que vivió en los desiertos judaicos hace dos milenios simplemente porque un personaje vestido de fantoche carnavalesco recita unas palabras mágicas.
Y lo peor de todo es que tras ese delirante teatrillo esos
mismos aborregados cristianos se comen esa supuesta carne y beben la supuesta
sangre de su dios. Y lo peor de todo es que estos piadosos imbecilizados exigen
encima respeto y privilegios para su demente proselitismo. ¡No me digan que no
tienen trabajo los psiquiatras de todo el mundo!
A ver, que ni siquiera es una galleta, es una oblea de pan totalmente insípido. Si en lugar de "eso" usasen Oreos seguro que no se les vaciaban tanto las iglesias. Y si en lugar del vino malo ese que usan y que, generalmente, no prueba más que el cura (a ver si no es tan malo como cuando lo comparten), pusiesen chupitos de Jagger...
ResponderEliminarCopio unas líneas del libro de Manuel Saco;
ResponderEliminarNO HAY DIOS:
Acabarás arruinando tu vida a multas si se te ocurre preguntar públicamente si el dios que habita la hostia que acaba de propinarte el cura en la misa tiene fecha de caducidad, si se escapa de tu cuerpo antes de que lo digieras o si ese dios se queda valientemente en tu seno, aunque sea con la nariz tapada, atravesando el inevitable y tortuoso camino que va desde la boca al estómago y a los intestinos maloientes, hasta que al fin lo excretas cristianamente.
Apología al canibalismo
ResponderEliminar