La oración es quizás el comportamiento más miserablemente estúpido del siempre aborregado rebaño cristiano, porque únicamente hay que echar un vistazo al mundo para comprender la dura realidad.
En un mundo en donde millones de personas mueren constantemente por hambre, guerras y las más terribles epidemias; en un mundo en donde casi no pasa un día sin que un cataclismo (inundación, terremoto, huracán, sequía, etc.) mate a cientos, miles o decenas de miles de inocentes, muchos de ellos por cierto piadosos creyentes; en un mundo donde virus, bacterias, hongos y parásitos de todo tipo usan a la especie como su gratuito banquete; en un mundo en fin, en donde los humanos sufrimos todo tipo de calamidades a cual más "inteligentemente diseñada" por esa supuestamente omnisciente y benevolente zarza ardiente (que según su propia declaración bíblica arrasaba ciudades enteras porque no se humillaron lo suficiente ante su infinita egolatría) millones de ignorantes descerebrados piden, en solitario y en grupo, todo tipo de privilegios y prebendas (en una cacofonía infinita que en caso de existir debería exasperar a cualquier divinidad) que nunca son atendidas.
Y es por ello que lo mismo, esa perpetua verborrea de mentes infantiles que no han pasado de los cinco años de desarrollo mental pueda estar enfadando a la siempre colérica zarza ardiente y en lugar de repartir dones, haya decidido en su incognoscible voluntad eliminar a tanto parásito que únicamente quiere tener a los dioses como sus infatigables siervos.
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