Si en los cristianos quedara el más mínimo residuo de racionalidad tirarían al cubo de la basura sus biblias y ya de paso correrían a gorrazos a esos sotanados parásitos que afirman (con infinita desfachatez) que hay que adorar a un dios omnisciente y benevolente. Porque para desmontar esta milenaria falacia solo hay que acudir a la fuente original, y ni siquiera hay que pasar del primero de sus libros para que todo este absurdo castillo de naipes de la superstición judeocristiana se caiga por su propio peso.
Porque es evidente que un dios perfecto y omnisciente (que conoce el pasado, el presente y el futuro) no podría haber creado nada tan defectuoso como el ser humano, para enseguida darse cuenta de su error y decidir exterminarlo (y ya de paso junto con toda vida animal y vegetal), demostrando entonces ser un genocida que deja como inútiles aprendices a los hitlers, stalins o atilas de todos los tiempos.
Y así, solo hay que acudir al famoso Génesis, el primero de los libros de la Biblia y no pasar del capítulo 6 en donde se dice que
"Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la Tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón."
Versículos que demuestran de la manera más palpable que el dios adorado por miles de millones de aborregados cristianos es un chapuzas que, ni sabe qué fabrica, ni comprende las consecuencias de su propia creación.
Y luego, visto el desastre que ha montado en la Tierra, para "arreglar" el desaguisado a nuestro inútil aprendiz de mago únicamente se le ocurre perpetrar el mayor genocidio y ecocidio posible:
"Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho"con un diluvio universal que narra con todo detalle ese mismo Génesis.
Pero eso sí, adocenados cristianos sigan pregonando a los cuatro vientos que su inútil, patética y criminal deidad es el culmen de la perfección.
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