No pasa un día en el que algún pobre descerebrado, de esos que se creen más inteligentes que los cientos de miles de investigadores y médicos que luchan denodadamente contra la actual pandemia coronaviral que no acabe siendo alimento para gusanos.
Y el último ejemplo es el de un sacerdote italiano que se oponía a la vacunación porque
"contiene células de embriones abortados"
el cual dentro de su prepotente y fanática ignorancia acaba de
"subir al Cielo"
a la edad de 51 años, tal y como estúpidamente han dicho sus correligionarios de la locura cristiana.
En resumen, parece que la inexorable selección natural está realizando su infatigable trabajo sobre aquellos analfabetos científicos que no comprenden cómo funciona la cruda realidad.
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