En la última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas, que es el organismo oficial encargado de realizar encuestas periódicas para profundiza en el estudio científico de la sociedad, se ha planteado una cuestión muy importante: la administración de una posible vacuna y los resultados no pueden ser más inquietantes.
Porque resulta que, a pesar de la dramática situación que ha generado la actual pandemia coronaviral con cientos de miles de muertos en todo el mundo, servicios sanitarios de muchos países saturados y la economía global al borde del colapso, resulta que un 44% de los encuestados no se pondría inmediatamente la vacuna en el momento que se apruebe su uso. Además otro 11% duda o no lo sabe, por lo que sólo algo menos del 45% de los ciudadanos accedería rápidamente a la única solución real de terminar con esta pesadilla.
Este resultado demuestra muy claramente que tanto la
educación como la divulgación científica tienen serias lagunas, ya que si en
esta situación casi de vida o muerte tanto individual como social la mayoría de
los españoles prefiere "esperar" (¿a qué me pregunto yo? ¿a que pase
uno o dos años y estos individuos casi asociales puedan comprobar que la vacuna
no produce ningún efecto secundario, mientras que decenas de miles de personas
siguen muriendo por su propia cobardía irracional?) es que tenemos un serio problema social.
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