El gran problema de los verdaderos creyentes es que al
creerse tocados por la divinidad son capaces de los más irresponsables y
peligrosos comportamientos que los llevan muchas veces a una muerte segura tal
y como ha ocurrido recientemente en la India.
En plena pandemia coronaviral un tal Aslam, un profeta que
se denominaba a sí mismo como un "dios humano" musulmán llevaba
tiempo afirmando que era capaz de curar a pacientes con coronavirus besándoles
las manos y el resultado al final ha sido más que inevitable. El susodicho
alucinado acabó contrayendo la enfermedad de tanto besuquear a enfermos y acabó
muriendo de COVID-19 en el distrito Nayapura de Madhya Pradesh.
Así que a la vista de que en dicho estado de la India proliferan como setas este tipo de curanderos imbéciles, las autoridades sanitarias han confinado a varias decenas de ellos para evitar que sigan propagando el peligroso virus.
Y mientras tanto otro alucinado con turbante, tal y como muestra la fotografía de cabecera de esta entrada, anda por ahí diciendo que el coronavirus es un castigo enviado por Alá por nuestros muchos pecados.
Y estos son solo algunos de esos innumerables casos que demuestran
que los verdaderos creyentes, esos que se sienten protegidos por inexistentes
divinidades son unos irresponsables que están incapacitados para desenvolverse
en una sociedad normal y que tanto por su bien, como por el del resto de la
Humanidad deberían estar tutelados por los servicios sociales y en muchos casos
fuertemente medicados bajo estricta prescripción médica.
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