El coronavirus es un castigo divino por los pecados de Pensilvania

Y no lo digo yo, sino una congresista republicana estadounidense (más loca que una cabra) que acaba de presentar una propuesta legislativa para convertir el próximo 30 de marzo en el "Día nacional de humillación, ayuno y oración" para que los ciudadanos, y cito textualmente, puedan

"confesar sus pecados y transgresiones con humilde pena"

y que ello conducirá a la

"esperanza asegurada de que el arrepentimiento genuino conducirá a la misericordia y al perdón, y a reconocer la verdad sublime, anunciada en las Sagradas Escrituras y probada por toda la historia: que esas naciones solo son bendecidas cuyo Dios es el Señor"

ya que

"¿no podemos justamente temer que la terrible calamidad de la pandemia, que ahora asola a esta Mancomunidad, no sea más que un castigo infligido sobre nosotros por nuestros presuntuosos pecados al fin necesario de nuestra reforma nacional como pueblo? "

y que

"intoxicados con un éxito ininterrumpido, nos hemos vuelto demasiado autosuficientes para sentir la necesidad de redimir y preservar la gracia, ¡demasiado orgullosos para orar al Dios que nos hizo! y nos corresponde humillarnos ante el Poder ofendido, confesar nuestros pecados nacionales y orar por clemencia y perdón"

para que

"todos los residentes de Pensilvania se abstengan ese día de sus actividades seculares ordinarias, y que se unan, en sus respectivos hogares, para mantener el día santo al Señor y dedicado al humilde cumplimiento de los deberes religiosos propios de esa solemne ocasión; y sea más allá y que luego descansemos humildemente en la esperanza autorizada por las enseñanzas divinas, que el grito unido de la nación se escuche en lo alto y se responda con bendición no menos que el perdón de nuestros pecados nacionales y la restauración de nuestros ahora divididos y sufrientes país a su antigua condición feliz de unidad y paz."

Este es el verdadero milagro de la religión, conseguir que una evidente enferma psiquiátrica, no sólo no esté bajo estricta tutela médica, sino que ocupe un escaño en el legislativo y en momentos de extrema gravedad consiga con sus delirios hacer perder el tiempo a aquellos que deberían estar intentando aportar soluciones.