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No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.


PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.

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13 de mayo de 2019

Privilegios religiosos, pero solo para algunos

Está más que aceptado que los creyentes en diversas religiones siempre tienen privilegios con respecto a los que confiesan creencias más minoritarias, aún cuando todas ellas son igualmente estúpidas independientemente de si son secundadas por unas pocas docenas de iluminados o seguidas por miles de millones de piadosos ignorantes, o por supuesto frente a los irreligiosos. Y estos privilegios son mucho más sangrantes cuando ocurren dentro del ámbito público. 


En las cárceles españolas los presos católicos o musulmanes pueden adaptar su dieta a sus creencias, para así supuestamente no enfadar a Jesucristo o a Mahoma comiendo carne en Semana o cerdo cualquier día del año. 

Por ello un recluso vasco se ha visto discriminado y ha solicitado que las obligaciones culinarias de su religión también sean satisfechas en aras de la equidad que tiene que primar en cualquier democracia civilizada. Y como nuestro recluso practica la antigua y más que sagrada veneración por el más que famoso dios cuyo nombre era Baco para los romanos o también Dionisio para los griegos, pues ha solicitado que se le permita honrar a tan insigne deidad como mandan los arcanos cánones: con vino en las comidas. 

Y por supuesto, en un país en donde sólo ciertas estupideces merecen el respeto público pues las autoridades penitenciarias no sólo no han aceptado tan venerable petición, sino que han hecho mofa, befa y escarnio de nuestro piadoso creyente archivándola con la etiqueta de 

 “gracioso del mes” 


¿Se imaginan el revuelo que se armaría si una institución pública denominara a católicos, judíos, musulmanes o protestantes simplemente como "graciosos", que es quizás el adjetivo más suave y menos exacto para definir a toda esta caterva de ignorantes alucinados casi prehistóricos?

1 comentario:

  1. jesus Sánchez Vázquez8:34 p. m.

    Debería denunciar al centro, por violacion de derechos constitucionales....
    Yo me declararia miembro de la iglesia de la Santa pizza, cada día una de un gusto diferente.......

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