Una de las grandes paradojas de la religión es que las
mujeres, que son las grandes discriminadas, humilladas e insultadas por todos
dioses del mundo sin embargo sigan creyendo en sus maltratadores del más allá.
Por eso, quizás esta sea la única oración que pueden recitar
las mujeres en su trato con la divinidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario