Uno de los grandes enigmas con la religión es cómo seres
supuestamente dotados de intelecto son capaces de considerar a la Biblia, un
libro lleno a rebosar de las más increíbles barbaridades, cómo no podía ser de
otra manera por haber sido escrito por profetas e iluminados varios
provenientes de esa más que remota antigüedad, en donde execrables delitos como
el asesinato, la tortura, el genocidio, la discriminación sexual y los
maltratos conyugales, incluida la violación eran comportamientos no sólo
tolerados sino directamente promovidos por ese diosecillo egomaníaco y cruel,
resultado de los más abominables delirios de personas que hoy en día serían
considerados, sin ninguna duda, enfermos mentales o psicópatas de libro.
Si ya has tratado en tu blog el tema de cualquiera de los artículos que lees aquí, te animo a dejar en la sección de comentarios un enlace o URL que nos lleve hacia él, siempre y cuando no sea para hacer proselitismo de la superstición en cualquiera de sus variantes. Todos ganamos con el intercambio fomentando la discusión racional.
No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.
PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.
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