En una muestra de la más insultante estulticia católica un
obispo mejicano ha "descubierto" que la culpa de los feminicidios no
es de los miserables asesinos, sino que ha "encontrado" la verdadera razón.
Y por supuesto el auténtico motivo es que las más que las
desvergonzadas mujeres que se dejan asesinar es porque no se encuentran
recogidas rezando piadosamente en la iglesia, o mucho mejor en la catedral.
Así que ya sabemos que por órdenes directas de ese siempre
inmisericorde altísimo los jueces no tendrán más remedio que dejar libres a los
que, a los ojos de ese más que deficiente mental sotanado, no son más que las
herramientas de la divina voluntad.
Y ahora que me venga aquí cualquier estúpido creyente a
convencerme de que tengo que respetar sus más que ofensivas y hasta criminales
creencias, cuando es más que evidente que deberían estar siendo perseguidas por
las fuerzas del orden público como un reclamo a cometer uno de los más atroces
delitos.
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