Supongamos un individuo que no soporta el futbol, pero que
sin embargo dice constantemente a todo aquel que quiera oírle que su gran
ilusión cuando se jubile es recorrer todos y cada uno de los estadios de todo
el mundo para no perderse ni un solo partido en directo. O que otro individuo que
no le gusta nada de nada la comida hindú hace la promesa de comer únicamente
esta exótica gastronomía a partir de su cincuenta cumpleaños y hasta que se
muera. ¿Qué pensaríamos de ellos?
Muy probablemente todos estemos de acuerdo en que esos
individuos que afirman desear vivir de una manera tan absolutamente
incongruente con su actual modo de vida, son unos mentirosos redomados o peor,
que están más locos que una cabra.
Pues bien, aunque no lo parezca en el mundo existen cientos ¡qué
digo cientos, miles de millones de personas! que dedican su vida a intentar
convencernos de que ansían vivir toda la eternidad en un mundo que son incapaces
de soportar un breve rato los domingos por la mañana. Estos individuos son esos
pobres ignorantes de los que habla el famoso y más que incisivo Richard Dawkins
en el siguiente comentario:
"La mayoría de las personas no soporta sentarse en la iglesia durante una hora los domingos. ¿Cómo se supone que van a vivir en un lugar muy similar por toda la eternidad?"
La única manera de estar en el paraíso cantándole al Señor por toda la eternidad es no poder pensar en nada mejor que hacer. Y... ¿hay algo mejor que satisfacer el ego de un dios volcánico y sudoroso? Sí, me llegan a la mente muchas cosas, pero lo primero es hacer el amor...
ResponderEliminar"Primero sexo, luego existo".