Si algo ha demostrado esta crisis es que vamos camino y a
marchas forzadas hacia el más depauperado Tercer Mundo.
No importa que las multinacionales y las grandes fortunas
sean cada vez más ricas, la ingeniería financiera y la evasión fiscal han
vaciado las arcas del estado y nuestros neoliberales gobernantes, con la
lección bien aprendida, recortan y recortan el ya de por sí escaso estado del
bienestar.
Y el ejemplo más claro es la sanidad pública. En los últimos
años se han cerrado 6.000 camas hospitalarias y se ha despedido a 20.000
profesionales sanitarios según
datos oficiales.
Así que si no se remedia, habrá que ir haciéndose a la
idea de que en unos pocos años más de planificación de acoso y derribo del
sistema público en este país los ciudadanos normales nos deberemos resignar a
morirnos en silencio porque parece ser que las fuerzas del mercado así lo
exigen para cuadrar las cuentas públicas.
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