¿Se imaginan que un padre pone en peligro la vida de su hijo
porque las hadas, los duendes o la astrología le ordenan no vacunarlo? Pues no
se sorprendan, porque si así lo ordena el dios judeocristiano un padre puede
negarse a vacunar a su hijo si la vacuna es "inmoral".
Resulta que como para crecer en el laboratorio la famosa
vacuna triple vírica contra sarampión, rubeola y paperas se utilizan células
que originariamente (hace décadas) provenían de tejido embrionario, los
creyentes pueden negarse legalmente (al menos en EEUU) a vacunar a sus hijos,
tal y como han dictaminado recientemente las respectivas autoridades escolares estadounidenses. Poco importa
que los actuales cultivos celulares lleven creciendo en placas de Petri décadas
y décadas en forma de suspensión celular; cómo inicialmente se obtuvieron de un
embrión, es decir de un aborto, eso es suficiente para poder negarse legalmente
a la vacunación.
Por supuesto poco importa que, al no vacunar al niño, este pueda sufrir
alguna o ya puestos las tres enfermedades contra las que va dirigida la vacuna:
sarampión, rubeola y paperas, enfermedades que pueden dejarle severas secuelas
o que incluso en algunos casos pueden llegar a producir la muerte del menor; ya
que lo más importante para el sistema legal estadounidense no es la seguridad
del menor sino que los piadosos padres puedan seguir viviendo conformes a una moral
emanada de unos analfabetos científicos de la Edad del Bronce, poseedores de
evidentes síntomas de enfermedad mental al creerse los representantes en la
Tierra de uno de los alrededor de 2.700 dioses que la humanidad ha ido inventando
a lo largo de milenios con esa terrible y peligrosísima mezcla de prepotencia,
ignorancia y demencia colectiva llamada religión.
Por cierto el niño en cuestión es autista y por supuesto no había sido vacunado previamente.
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