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No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.


PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.

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7 de septiembre de 2015

La moral de los padres por encima de la salud de los hijos



¿Se imaginan que un padre pone en peligro la vida de su hijo porque las hadas, los duendes o la astrología le ordenan no vacunarlo? Pues no se sorprendan, porque si así lo ordena el dios judeocristiano un padre puede negarse a vacunar a su hijo si la vacuna es "inmoral".

Resulta que como para crecer en el laboratorio la famosa vacuna triple vírica contra sarampión, rubeola y paperas se utilizan células que originariamente (hace décadas) provenían de tejido embrionario, los creyentes pueden negarse legalmente (al menos en EEUU) a vacunar a sus hijos, tal y como han dictaminado recientemente las respectivas autoridades escolares estadounidenses. Poco importa que los actuales cultivos celulares lleven creciendo en placas de Petri décadas y décadas en forma de suspensión celular; cómo inicialmente se obtuvieron de un embrión, es decir de un aborto, eso es suficiente para poder negarse legalmente a la vacunación. 

Por supuesto poco importa que, al no vacunar al niño, este pueda sufrir alguna o ya puestos las tres enfermedades contra las que va dirigida la vacuna: sarampión, rubeola y paperas, enfermedades que pueden dejarle severas secuelas o que incluso en algunos casos pueden llegar a producir la muerte del menor; ya que lo más importante para el sistema legal estadounidense no es la seguridad del menor sino que los piadosos padres puedan seguir viviendo conformes a una moral emanada de unos analfabetos científicos de la Edad del Bronce, poseedores de evidentes síntomas de enfermedad mental al creerse los representantes en la Tierra de uno de los alrededor de 2.700 dioses que la humanidad ha ido inventando a lo largo de milenios con esa terrible y peligrosísima mezcla de prepotencia, ignorancia y demencia colectiva llamada religión. 

Por cierto el niño en cuestión es autista y por supuesto no había sido vacunado previamente.



 

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