Ayer se celebro el Día
Internacional de los Desaparecidos y como ya es habitual España sigue ostentando
la ignominiosa medalla de plata, tras Camboya, en esta terrible lista del
genocidio más descarnado.
Y como siempre los poderes públicos de esta pseudodemocracia
corrupta, hija bastarda del más cruel fascismo, han hecho oídos sordos a esta
terrible realidad. Pero así es este país en el que es más fácil homenajear a un
criminal de guerra franquista que repartir un poco de justicia a los cientos de
miles de asesinados y a los millones de sus descendientes.
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