Si ya es absolutamente increíble que a día de hoy algunos de
los más ignorantemente dementes miembros del rebaño cristiano se dediquen pública
e impunemente a maltratar psicológica (y a veces físicamente) a inocentes
enfermos mentales con sus prehistóricos ritos de endemoniados, cuando el daño
se hace a un niño y encima en la escuela con la aquiescencia del profesorado,
esta terrible situación debería acabar con la detención preventiva inmediata de
todos los implicados.
Así que prepárense para alucinar con el relato del demente sacerdote
“La directora de la Escuela 54 me llamó porque tenía un caso muy serio. Un chico que alarmaba a todo el curso. Me encuentro con el chico que estaba en el recreo, arrastrándose por el suelo en cuatro patas. Me miró. Pasó de largo"
¿Cómo? ¿La directora de un colegio llama a un cura porque
había un niño arrastrándose por el suelo del patio del recreo? Como pueden
observar, una posesión demoniaca de libro con un comportamiento similar al que
realizan millones de niños en el mundo ¡Dios mío, estamos rodedos por los secuaces de Satán
por todas las partes! Pero sigamos con el relato del imbécil sotanado:
“Hice la oración de liberación y cuando fui a tomar el agua bendita, el chico se levantó, tiró una silla, se fue y empezó a gritar. Y yo le empecé a tirar agua bendita: lo bañé de arriba abajo”
Y lo peor de todo es que todo el proceso ocurrió en la patio
del colegio ante la atónita mirada del resto de chavales y ante la
infame pasividad de los profesores que no hicieron nada para detener al demente
curita y terminar con esta humillante representación medieval.
Además tal y como comenta indignado el supervisor del distrito escolar todo este asunto ha sido
"Una animalada de la edad media que atenta contra la laicidad y las leyes de salud mental. Aquí no se respetó el derecho a la intimidad porque la escuela no tiene potestades para hacer este tipo de cosas"
Y el supervisor muy adecuadamente
recalca que esta situación
"puede generar en algún trauma en sus compañeros y ni qué hablar del niño exorcizado, que de hecho queda estigmatizado y señalado como el endemoniado"
Ahora solo falta que las autoridades educativas
y sanitarias hagan caer sobre todos los responsables: directora, profesores y
exorcista el peso de la ley para que hechos tan vergonzantes y terribles no
vuelva a suceder nunca.
"Me subí a mi coche, me senté, y antes de poner la llave en el contacto se cerraron las puertas, se encendían y apagaban las luces y comenzó a tocar la bocina"y así supo que estaba envuelto de por vida en una "batalla" contra la "oscuridad" de la que "uno no puede desertar".
No me digan que no es para que este demente esté recibiendo
tratamiento psiquiátrico en un penal penitenciario. Pues no, no solo no está
medicado y con camisa de fuerza sino que como afirma en su libro dirige un equipo
de "médicos" y "psicólogos" para determinar si una persona
debe ser o no exorcizada ¡Pero en manos de quien está la psiquiatría y la
sanidad argentinas!
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