El Ministerio de Sanidad ha diseñado un plan estratégico para la sanidad española que contempla centrar los esfuerzos en atraer a pacientes extranjeros adinerados a que se traten sus enfermedades en los hospitales españoles ¿Y qué pasará con los enfermos nacionales? Pues muy probablemente lo peor: recortes, desatención, listas de espera y finalmente la muerte.
Porque en un momento en el que, debidos a los brutales recortes presupuestarios, se está desmantelando en la práctica el sistema sanitario español resulta que nuestros avispados gobernantes quieren que España se convierta en un foco de atracción del llamado turismo sanitario, en donde personas adineradas del extranjero, vengan a nuestro país a recibir tratamientos de vanguardia, sin esperas y con todos los adelantos técnicos y humanos posibles.
Y por supuesto esta estrategia competirá directamente en recursos técnicos y humanos con la actual sanidad centrada en intentar atender al grueso de la ciudadanía, de tal forma que los actuales problemas de la sanidad: disminución de las plantillas de sanitarios, sobresaturación de los profesionales médicos, falta de recursos, cierre de camas hospitalarias, desatención médica, listas de espera en aumento, masificación de ambulatorios y centros de salud se verán agravados cuando parte de los recursos se deriven a mantener unos hospitales o unidades de uso exclusivo para aquellos pacientes privados, con los suficientes recursos económicos capaces de pagar las abultadas facturas sanitarias que se les cobrarán y entonces, poco a poco los enfermos nacionales sufrirán las consecuencias en forma de peores y más lentos tratamientos que acabarán repercutiendo en la salud y también quizás en la vida de esos pobres españolitos que acudamos a través de la cada vez más abarrotada y sobrepasada seguridad social pública. Pero eso sí, nada de protestar, puesto que en una economía de libre mercado cada uno recibe la atención que buenamente pueda pagar.
Y por supuesto esta estrategia competirá directamente en recursos técnicos y humanos con la actual sanidad centrada en intentar atender al grueso de la ciudadanía, de tal forma que los actuales problemas de la sanidad: disminución de las plantillas de sanitarios, sobresaturación de los profesionales médicos, falta de recursos, cierre de camas hospitalarias, desatención médica, listas de espera en aumento, masificación de ambulatorios y centros de salud se verán agravados cuando parte de los recursos se deriven a mantener unos hospitales o unidades de uso exclusivo para aquellos pacientes privados, con los suficientes recursos económicos capaces de pagar las abultadas facturas sanitarias que se les cobrarán y entonces, poco a poco los enfermos nacionales sufrirán las consecuencias en forma de peores y más lentos tratamientos que acabarán repercutiendo en la salud y también quizás en la vida de esos pobres españolitos que acudamos a través de la cada vez más abarrotada y sobrepasada seguridad social pública. Pero eso sí, nada de protestar, puesto que en una economía de libre mercado cada uno recibe la atención que buenamente pueda pagar.
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