Por la influencia de parte del todopoderoso mundo
hollywodiense, parece ser que harto ya de tanta
fiesta, drogas y desenfreno y en busca de un sentido místico para unas vidas
rodeadas del lujo material y también a la buena imagen de ese Dalai Lama
con pinta de bonachón, en el mundo occidental tenemos asimilado que el budismo
es quizás la religión más pacífica y más alejada del fanatismo, pero ¿es este
mito tan cierto?
Primero hay que recordar ese terrible y no tan lejano
pasado, en donde el Dalai Lama era considerado el jefe supremo (con naturaleza
divina) de una monarquía feudal teocrática y absolutista indiferenciable de los
estados pontificios de la Edad Media, en donde en nombre del más puro amor
espiritual la inmensa mayoría de la población tibetana eran siervos propiedad
del clero monacal, tan esclavizados y analfabetos como nuestros antepasados de
la oscura y terrible Edad Media europea. Y estos siervos de la gleba cuando
eran acusados del más simple de los delitos, recibían los más terribles e
inhumanos castigos corporales (amputaciones de miembros, labios o narices,
ceguera, etc.) directamente en los propios monasterios (que también tenían
oportunas cárceles en su interior) administrados por los mismos monjes que
actuaban como policías, jueces y verdugos todo en uno, puesto que no existía
sistema judicial digno de tal nombre. Vamos el sistema ideal al que nuestros
actuales gobernantes nazionalcatólicos aspiran.
En ese idílico y prístino Tíbet de supuesto cuento de hadas
espiritual por supuesto que no se cumplía ninguno de los más elementales
derechos humanos al no haber sido contaminados por el perverso mundo heredado de
la materialista y atea Revolución Francesa, por lo que sus habitantes malvivían
en una sociedad absolutamente cerrada al exterior, sin escuelas ni hospitales,
asolados por hambrunas y epidemias, pero eso sí en una perpetua y estéril paz
espiritual fruto de la mística meditación interior mientras los monjes budistas
se encargaban de subyugar al ignorante y piadoso populacho de una manera muy poco
espiritual. Porque esos azafranados monjes rasurados, dueños y señores de un
bien engrasado sistema feudal, extorsionaban a los campesinos de mil maneras
puesto que les cobraba por todas las facetas de la vida, incluidos aquellos
siervos que se encontraban en lo más bajo del escalafón social como los mendigos o
aquellos pobres desgraciados que eran encarcelados, los cuales debían pagar tanto
por su entrada a prisión como por su salida. Además los monasterios actuaban
como bancos que prestaban a intereses de
usura y las deudas por supuesto se heredaban de padres a hijos y a nietos, de
tal manera que cuando las familias no podían cubrir sus deudas entonces todos
ellos perdían su libertad y la de sus descendientes pasando a ser propiedad de
monjes y monasterios como en el argumento de la peor novela de terror imaginada.
Pues bien, desde
hace unos años en diversos países de mayoría budista como Birmania o Sri
Lanka la minoría musulmana además de estar discriminada se ha convertido en el
objetivo de grupos de fanáticos budistas con el mismo argumento usado por el
hombre desde el principio de los tiempos: que al adorar al dios incorrecto son culpables
de todos los males del país. Y en este contexto de fanatismo, conspiranoia,
paranoia y odio al diferente se ha producido una
nueva ola de violencia contra la minoría musulmana en Sri Lanka con el
resultado de muertos, heridos, quema de viviendas y negocios y desplazamiento
de la población.
Con lo que se demuestra que da igual los principios
espirituales y dogmas de una creencia, puesto que la religión en cualquiera de
sus variantes es una de las formas más efectivas que existen para separa a las
personas y el medio más eficaz para canalizar el descontento, el miedo y la ira
de las masas.
esto me recuerda a un libro llamado Dios no es bueno, de christopher hitchens, en el que hablaba de los japoneses budistas en la segunda guerra mundial y su filosofía kamikaze
ResponderEliminarTambién he leído ese magnífico libro de Hitchens.
ResponderEliminarTe da muchas pistas y datos para poder defender la postura de que las religiones asiáticas tienen un lado oscuro que la gente no parece concebir.
Un saludo
Gran libro hace unos años que me lo metí entre pecho y espalda
ResponderEliminarQue asqueado estoy de escuchar todos los días el mismo cuento: los budistas no son partidarios de la violencia y el Dalai Lama es un "santo". ¿Cuantas veces abre escuchado esa afirmación sin fundamento historico? Si me hubieran dado un centavo ya sería más rico que el Sucker-berguer de Facebook.
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