Nuestros ministros neoliberales, dentro de su afán recortador
están llegando a cotas inimaginables de incompetencia que rozan el esperpento.
El último caso ha sido protagonizado por nuestra siempre impagable ministra de
sanidad, Ana Mato.
Así hace un par de años el ministerio de sanidad decidió
cobrar una tasa de 5 euros a aquellos pacientes que necesitaban un transporte
no urgente en ambulancia. Dejando de lado el hecho de que es vergonzosamente
rastrero y hasta criminal cobrar dinero a enfermos crónicos por un servicio sanitario
esencial, es que cualquiera que tenga una mínima capacidad de raciocinio (cosa
de lo que no andan precisamente muy sobrados nuestros actuales ministros en
general y la señora Ana Mato en particular) se podría dar cuenta de lo
irrisorio de la hipotética recaudación, ya que además se establecieron topes de
tal manera que las personas con menores niveles de renta (recordemos que
mayoritarias en este país) pagarían
unas cantidades máximas mensuales bastante bajas. Así que la medida en
principio, dinero lo que dice dinero no iba a recaudar mucho. Pero es que como
acaba de hacer notar el Consejo de Estado, esa tasa hay que gestionarla
desde la administración pública, lo que implica crear unos mecanismos en las comunidades
autónomas para hacer efectivo el importe: sistema informático, emisión de
facturas, medidas de pago, etc., por lo que como indica el mencionado informe
oficial, pues que al final de todo este asunto lo mismo los gastos no
compensaban la medida y hasta es posible que la administración pública pierda
dinero con esta estúpida medida.
En resumen, este el problema de nombrar ministra a una individua que no se
enteraba de si había un Seat Panda o un Jaguar en su garaje y que creía que
sus viajes a Disneyland los pagaba Mickey Mouse, que actúa sin pensar y cree que
sus ideas de bombero torero son maravillosas.
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