Leo con estupor que el gobierno en una vuelta de tuerca contra
la ciudadanía y los derechos laborales adquiridos tras una dura lucha de conquistas
sociales de siglos se ha propuesto
acabar con el "perverso" aumento de las pensiones como si de un
regalo prescindible (y no de un derecho conseguido tras largas décadas de trabajo)
se tratara.
Claro que sí señores gobernantes, ¿que eso que los jubilados
cobren sueldazos de 400 ó 600 euros al mes en lugar de morirse nada más obtener
el tan privilegiado e innecesario retiro (como si de marqueses y no de simples
currantes se tratase, es que la chusma está de un crecido inaguantable BorjaMari)
y así no tener que saturar y arruinar a la sanidad pública con su decadente
decrepitud? Total si al final se van a acabar muriendo, pues que lo hagan
pronto y así no generan problemas. Sobre todo cuando los pobres banqueros que
nos han traído esta dramática crisis económica y los piadosos obispos patrios que
no han dado un palo al agua en toda una vida de parasitismo cerril e ignorante
siguen necesitando de decenas de miles de millones de euros del presupuesto
nacional para poder sobrevivir dignamente en sus consejos de administración y
en sus decadentes catedrales.
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