Una de las
fundadoras de la organización de derechos humanos argentina Abuelas
de Plaza de Mayo María Isabel Chorobik
de Mariani acaba de ser
entrevistada por el periódico Público y su relato no puede ser más terriblemente esclarecedor.
En ella narra que, al desaparecer su hijo y su nuera recurrió
a Monseñor Montes, que era el obispo auxiliar de la Catedral de La Plata y amigo
personal de la familia para intentar conseguir noticias de su nieta. Tras las
oportunas indagaciones el piadoso sacerdote le contestó que
"no molestara y que dejara de buscar a la criatura porque estaba muy bien donde estaba en ese momento, con gente de mucho poder. Y como yo me puse a llorar a gritos, diciéndole que estaba hablando de mi nieta, se puso de pie, me señaló la puerta y me echó de la catedral."
Escena que se repitió posteriormente con otros obispos y
sacerdotes a lo largo de los 36 años de penosísima búsqueda de esta infatigable
heroína. Además en la entrevista acusa directamente a la iglesia católica de
colaboración con los delitos
"Para mí queda muy claro que la iglesia católica sabía perfectamente lo que pasaba con los niños que entregaban y que nacían en cautiverio. Complementaban la tarea de los militares."
Pero aunque intento comprender el nivel
de desesperación de estas personas que intentaban por todos los medios conocer
la verdad yo me pregunto ¿Que esperaba esta pobre señora y otras miles de valientes como ella? ¿Que
con el larguísimo historial de la iglesia católica de apoyo, colaboración y
justificación de fascistas y genocidas varios en todo tiempo y lugar, ésta
misma iglesia abandonara dos mil años de criminal tradición y se pusiera de su
parte y de la de los miles de sospechosos izquierdistas desaparecidos,
torturados y asesinados y que se enfrentara a sus propios cachorros, a esos
mismos militares que llevaba décadas en todos y cada uno de los oficios
religiosos amamantando, cuidando, adoctrinando y alentando en el cristianofascismo
más depravado y sanguinario?
Por favor, ¿cuándo dejará la gente de
engañarse de esta forma tan dolorosa y entenderá que la iglesia católica es
únicamente un instrumento de control perfectamente engrasado y adecuadamente
encajado en la maquinaría represiva de mentes y cuando es necesario también de
cuerpos para mayor gloria de los poderosos de toda condición?
P.D.
Por supuesto y mientras se han ido juzgando
y condenando a diversos militares argentinos (aunque de forma parcial e imperfecta)
por éstos y otros terribles crímenes, a día de hoy la iglesia católica argentina
sigue (al igual que su hermanas colaboracionistas de otros países latinoamericanos y de
España) libre de culpa y encima monopolizando el campo de la ética y la moral.
Verdaderamente vergonzante.
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