Como la religiones provienen de tiempos remotos, en donde ni
siquiera se concebían los más elementales derechos humanos y fueron inventadas
por profetas analfabetos, delirantes y fanáticos de sociedades primitivas y patriarcales
son ofensivamente misóginas y consideran a la mujer como algo secundario,
inferior, peligroso, sucio y pecaminoso casi, casi como cualquier otra
propiedad del varón patriarcal: una oveja o una casa, de las que se pueden
disfrutar pero que pueden ser descartadas si fuera necesario.
Es por ello que resulta sorprendente y hasta ofensivo que en la época actual muchas veces las mujeres sean las personas más piadosas de unas creencias que las discriminan, las humillan, las dañan e incluso a veces las matan.
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