Si uno se apunta al chamanismo pseudomédico, debería hacerlo como los «sabios» del pasado recomendaban porque si no lo mismo la cosa no funciona.
En el contexto de esa disparatada filosofía chamánica oriental que habla de una inexistente “energía” llamada Qí o Chì, que según se inventaron en su delirio unos monjes taoístas de hace milenios es un “flujo vital” cósmico que supuestamente fluye inagotablemente por toda la Naturaleza, los "expertos" en esta absurdez intentar restablecer dicho flujo vital en el cuerpo humano con todo tipo de artilugios, a cual más curioso como las famosas agujitas de la acupuntura y las copas (de vidrio o de plástico) que se administran calientes sobre la superficie de la piel y que cuando se enfrían se adhieren como una ventosa (de ahí el nombre de la técnica: “ventosaterapia”), produciendo un ligero vacío cuya succión genera una congestión local con rotura de múltiples vasos capilares y la formación de unos llamativos y bastante repulsivos hematomas como los de la siguiente fotografía, que se hicieron habituales entre deportistas (incluso de élite) hace unos años.
Pero lejos de estas "moderneces" los hay que siguen usando una «técnica» milenaria de ventosaterapia como dios manda, y así no usan ni copas de vidrio ni de plástico ¡que así la energía cósmica no aparece!. Lo verdaderamente efectivo parece ser según la tradición, tal y como muestra el siguiente video,
que la ventosaterapia debe ser administrada a través de cuernos de búfalo ¡ojo! que ningún otro astado sirve, porque el Qí es muy suyo. Y eso sí, como se ponga de moda este protocolo tradicional, no va a haber búfalos suficientes en el mundo.
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