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No hay nadie más ignorante e inútil que aquel, que de rodillas y con los ojos cerrados busca una respuesta.


PARA SU INFORMACIÓN: Los ateos no creemos en ninguno de los 2.700 dioses que ha inventado la humanidad, ni tampoco en el diablo, karma, aura, espíritus, alma, fantasmas, apariciones, Espíritu Santo, infierno, cielo, purgatorio, la virgen María, unicornios, duendes, hadas, brujas, vudú, horóscopos, cartomancia, quiromancia, numerología, ni ninguna otra absurdez inventada por ignorantes supersticiosos que no tenga sustento lógico, demostrable, científico ni coherente.

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25 de agosto de 2024

Si quieres euforia mejor el teatro, un concierto, el fútbol o lo que sea antes que la religión

Los creyentes intentan justificar, de la manera más pobre por cierto, que sus creencias les colman de felicidad y de dicha, pero en realidad en el mundo actual hay muchas maneras de llegar a una realización plena tanto individual como social, sin necesidad de infectarse por el siempre peligroso virus de la fe.

 

Nuestro cerebro es una simple, pero a la vez compleja, "máquina" de alterar la realidad para obtener recompensas. Hace decenas de miles de años, nuestros ancestros descubrieron una forma sencilla de alucinar con la religión.

Ahora, en un mundo mucho más variado en estímulos y más diverso en comportamientos tenemos docenas de formas diferentes de alcanzar la "felicidad" sin necesidad de atarnos a viejos dogmas inventados por profetas dementes del más remoto y supersticioso pasado: compartir con familiares y amigos una buena caminata entre la naturaleza y una posterior comida fraternal, gozar con las victorias (y sufrir con las derrotas) de nuestro equipo de fútbol, baloncesto o petanca del alma, visitar ciudades exóticas o museos extraordinarios que nos hagan pensar, acudir a conciertos o representaciones dramáticas donde nuestros sentimientos afloren, leer un buen libro que nos colme o cualquier otra manifestación sociocultural que libere nuestro yo más profundamente interior sin tener que tener que vender nuestra "alma" a unos desalmados que únicamente quiere mantenernos atados a las cadenas de la ignorancia y la superstición más terriblemente ancestrales.

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