Con la subida al poder de
Donald Trump y con el referendum del Brexit se popularizó el concepto de
noticias faltas. Pero parece que muchos no se han
enterado de los dos últimos milenios de Historia de Occidente, porque las "fake news" han estado siempre con nosotros.
Porque
este tipo de manipulación informativa no sólo es que no sea nada nuevo,
sino que visto dentro de su contexto el algo que en el Occidente
cristiano llevamos padeciendo 2.000 años, porque visto racionalmente
¿cómo pueden ser considerado todos esos irracionales, desbocados,
absurdos y delirantes cuentos para débiles mentales en los que ha
consistido el corpus teórico del cristianismo si no como las mayores
"fake news" de la Historia de la Humanidad?
Y
por ello no es para nada extraño comprobar que los más ignorantes
defensores de las teorías de la conspiración sobre el robo electoral de
los malvados demócratas al sacrosanto Trump (ese santo varón que parecía elegido por dios en persona hasta ayer mismo)
o los que se tragaron el infumable cuento de que el Imperio británico
podría renacer de sus cenizas simplemente expulsando a esos inmigrantes
que mantienen funcionando el país en todos esos miserables y peor
pagados trabajos que no quieren los británicos de pura cepa son los
cristianos más analfabetos, esos que viven alejados del mundanal ruido
de las ciudades y los medios de comunicación, los mismos que no sólo no
tienen ningún tipo de estudios sino que desprecian con orgullo cualquier
tipo de conocimiento validado y que si se les quitara tus teléfonos
móviles, sus coches y se les vistiera con unas calzas y un jubón bien
podrían ser teletransportados a la Edad Media (o mucho más atrás) y no
desentonar en nada con el resto del aborregado rebaño seguidor del
nazareno demente y su adúltera madre.
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