Aunque los cristianos ponen como ejemplo máximo de valores familiares a Jesucristo, él fue sin embargo un mal hijo que despreciaba a sus padres y que
exigió a sus discípulos que abandonaran a sus mujeres, hijos y demás
familiares. Más o menos lo mismo que hacen en cualquier secta de esas
ahora catalogadas como destructivas y peligrosas para lavar el cerebro
de sus indefensos acólitos.
En resumen, el idolatrado fundador del
cristianismo no fue más que otro demente iluminado rebosante de
egocentrismo, como muy bien nos muestra en el siguiente video la
comediante estadounidense Julia Sweeney.
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