El siempre genial Tim Minchin deja en evidencia a esos dioses supuestamente todopoderosos, pero que sin embargo, lejos de solucionar los graves problemas y sufrimientos que arrastra la Humanidad desde hace milenios se dedican a curar hemorroides de viejas monjas o a ayudar en sus exámenes de matemáticas a nietos analfabetos de piadosas abuelas.
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