Todos los creyentes tienen algo en común: consideran estúpidas las creencias en otras deidades, aunque en su infinita ignorancia no se dan cuenta de que sus dioses son tan estúpidos como el resto.
Por eso quizás no haya una faceta humana más disparatadamente absurda que la religión, esas absurdas creencias en serpientes parlantes, gorrinos endemoniados, dioses elefante, tortugas que sujetan la Tierra con su caparazón y demás sandeces que obligan a los miembros más estúpidos de nuestra más que irracional especie de monos cabezones a afeitarse la cabeza, a vestir ridículas vestimentas o cortarse el pene para, supuestamente, tener contenta a la deidad de turno.
Y tal y como muestra el siguiente video, da igual que religión se elija a que todas ellas son un delirante cúmulo de disparates solo aptos para semideficientes mentales con barba, calvos, con sotana o con tirabuzones.
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